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Un PerriReno por Navidad

El pasado 24 de diciembre estaba, como otras muchas tardes, charlando con mi amiga Carmen por teléfono mientras  ella se daba un paseo con Toxo por Madrid , ciudad en la que viven.

(Toxo, que de toxo sólo tiene el nombre, es un yorkshire guapetón y sociable al que todo el vecindario conoce y saluda).

Pues, en medio de nuestra conversación, escucho la voz e un niño que se acerca a saludar a Toxin y aprovecha para interesarse por Carmen y su silla de ruedas (para asombro/sonrojo del padre de la criatura, que en estas cosas los adultos no saben muy bien donde meterse). El diálogo fue tal que así :

-¿Porqué vas en silla de ruedas?

(Padre: “deja tranquila a la chica”)

-No pasa nada, es una pregunta pertinente … Porque me hice daño en una pierna

(versión light que a veces es conveniente)

-¿Te heriste?? ¿ en cuál??

-Pues un poco en las dos…

(ahí el peque la pilló un poquito)

-¿Sangraste??

(pregunta impepinable cuando quien pregunta es menor de seis años)

Nooo, no sangré

(intentando evitar el drama…)

-¿Y cuándo te pongas bien te sacarán la silla?

– Sí, si algún día me pongo bien me sacarán la silla

(bueno…nunca se sabe, así que dejamos abierto el futuro)

Hasta aquí la conversación era normalita, de las habituales; pero hete aquí que el niño decide buscar alternativas….

-!Puedes pedirle a tu perro que tire de la silla¡

-Para eso necesitaría un perro más grande (pobre Toxo), Toxo es demasiado pequeño

El niño se queda pensando un momento y dice:

Papá Noel tiene unos renos con narices rojas que se iluminan, que tiran del trineo y hacen que el trineo vuele. Cómo sólo los niños podemos pedir regalos a Papá Noel voy a pedir un reno para mi y otro par a ti, así podrá tirar de tu silla.

Ahí imaginé a mi querida amiga con los ojos como platos, imaginándose en una silla voladora de la que tira  un Rudolf o un Dasher o  unComet o Cupido (este último ya sería la caña) con Toxo presidiendo el paseo …. Eso sí que seria pasar despercibida..
Aunque he de reconocer que mantuvo la compostura y, muy dignamente, le dijo al peque:
Genial, muchas gracias, ojalá  Papá Noel nos conceda tu deseo

Y vuelta a la conversación telefónica con algo así como :

“Uuuuyyy… Me temo que Papá Noel no va a tener a bien facilitarme la posibilidad de un transporte más cómodo y , sin duda, mucho más Divino…”

La genialidad de los peques para buscar soluciones es lo más de lo más. Saben perfectamente que hay infinidad de formas de recorrer un camino, sólo hay que encontrar la más adecuada para cada ocasión y, en ocasiones, saber cambiar de destino. Lástima que cuando crecemos se nos olvida con mucha facilidad…