INTRODUCCIÓN
Practicar una modalidad deportiva o de trabajo con nuestro perro es una forma excelente de consolidar una relación mutuamente satisfactoria, de aprovechar y desarrollar su potencial físico y psicológico y de conocernos mejor.
Hay muchas posibilidades a la hora de elegir una disciplina u otra, pero para nosotros el agility presenta varias ventajas:
- Nos obliga a trabajar la socialización del perro. Si bien la socialización es un requisito previo para un adecuado desempeño en el agility, sus eventuales carencias y problemas asociados (desconfianza y miedo) no deberían hacernos desistir, puesto que la propia práctica de una disciplina de trabajo en un entorno agradable puede ser en sí misma una magnífica terapia, independientemente de nuestras posibilidades para optar a la competición.
- Debe ser y si lo hacemos bien lo será, una opción muy lúdica y divertida.
- Implica un alto grado de control sobre nuestro perro, en la medida en que debemos aspirar a un manejo exento de cualquier tipo de control físico en entornos concurridos, en presencia de más perros y personas.
- Se basa principalmente en la comunicación gestual (si bien la importancia de los comandos verbales es relevante), a la que nuestros amigos son profundamente sensibles.
- Si bien el control es necesario, trasciende la mera obediencia, entendida como la ejecución de acciones específicas ante comandos concretos, algo que para algunos entre los que me encuentro, no resulta demasiado gratificante ni motivador.
- Es altamente dinámico, por lo que resulta más divertido que la mera obediencia.
- Implica una determinada capacidad física, que en nuestros perros viene de serie.
- No implica una mera ejecución de órdenes, es un verdadero deporte para el perro y para el guía, y por tanto un ámbito en el que nosotros mismos deberemos trabajar y potenciar nuestra agilidad, rapidez y principalmente coordinación.
Los requisitos previos para su práctica no son diferentes a los de otras disciplinas, y consisten fundamentalmente en una adecuada socialización y en un tipo de relación en la que nosotros debemos tener una alta capacidad para resultar atractivos a nuestras mascotas. Este es uno de los puntos que merecerían un anális más detallado y que desarrollaremos con más profundidad en un artículo específico. Base decir por ahora que nuestros perros sólo estarán pendientes de nosotros en la medida en que resultemos atractivos, y que pese al folklore que rodea al imaginario construido en torno a la raza, esta es una cualidad que debemos trabajar y que no viene de serie en nuestros perros. Muy sucintamente y a la espera de desarrollar este tema en otro artículo: procura ser muy divertido pero poco empalagoso. Téngase en cuenta que este texto está orientado específicamente a las particularidades del adiestramiento en agiity para el PLC, por lo que no entraremos en cuestiones previas y generales sobre el aprendizaje y la motivación.
CAPACIDADES CLAVE
Para analizar las particularidades del adiestramiento del PLC para el agility debemos de destacar aquellas actitudes que diferencian al perro con un alto potencial para este deporte:
- Alta motivación hacia el juego con personas, fundamentalmente a través del mordedor y pelota.
- Velocidad punta muy alta.
- Aceleración y desaceleración muy rápidas.
- Cambios de dirección muy bruscos a gran velocidad.
- Distancia de trabajo.
- Agilidad.
- Alta capacidad de concentración.
Estas son las principales variables que deberemos trabajar desde antes del adiestramiento específico.
CUESTIONES PREVIAS AL TRABAJO ESPECÍFICO
- Juego. Pese al carácter activo del PLC, su carácter maduro hace que la atracción por objetos inanimados (mordedor y pelota) pueda ser pobre. Deberemos de consolidar la actitud hacia el cobro con sesiones muy cortas y con final repentino en un punto álgido. No dejaremos los objetos de juego con los que interactúamos con nuestro perro a su libre disposición. Forman parte de nosotros. Sin perjuicio de que tengamos otros juguetes para su entretenimiento individual. El mordedor de cuerda, tela, cuero o esparto sólo se le presentará de nuestra mano. También la pelota de tenis o similar. Para que se entretenga él sólo recurriremos a juguetes más duros (kong, huesos nylabone o similares). Comienza el juego con movimientos muy rápidos por tu parte siempre alejándote de tu perro de forma que deba perseguirte. Vivifica el objeto con movimientos rápidos a ras de suelo. Puede ser de gran ayuda atar el objeto a una cuerda para que los tirones bruscos provoquen movimientos más rápidos. Muéstrale tu alegría siempre que lo agarre pero no te preocupes en una primera etapa por su devolución ni lo premies con comida porque en ese caso es posible que su interés en el objeto decaiga rápidamente y se concentre en obtener el alimento. Con respecto a la pelota juega tú sólo al frontón en su presencia en un espacio reducido, si se lanza a perseguirla y la agarra muéstrale alegría pero no te preocupes de recuperarlas. Tendrás una segunda pelota con la que volverás a empezar el juego. Si agarra también esta continúa con la otra. No esperes a que se canse, si en las primeras sesiones la agarra un par de veces date por satisfecho y pon fin al juego.
- Aceleración, velocidad y cambios de dirección. Imagina que estás jugando al fútbol y que tu perro es un defensa que te está marcando, escápate de él a gran velocidad durante unos pocos metros, variando tu dirección con ángulos muy marcados, si te persigue párate en seco, muéstrale alegría y premialo, con mordedor si has conseguido que le interese y si no con comida. Acto seguido inicia de nuevo una corta carrera y repite el proceso. En adelante nos referiremos a esta técnica como “marcaje”.
- Distancia de trabajo. Procura premiar siempre al perro de lado, no de frente. Para esta variable es muy conveniente la atracción por la pelota, puesto que permite que el refuerzo no venga directamente de tí y que se tenga que alejar para conseguirlo. La tendencia natural del perro será la de quedarse cerca de tí y buscarnos el frente. No te interesa este comportamiento para la conducción en agility. Así que en el marcaje por ejemplo, si tu perro te está persiguiendo por tu izquierda arrójale el premio hacia esa misma dirección, y alterna el lanzamiento hacia adelante, hacia el lado y hacia atrás (pero siempre en este caso a la izquierda de la trayectoria que lleváis). Si os persigue por la derecha el lanzamiento será a la derecha de la trayectoria de vuestra carrera. Si la pelota no le gusta también puedes lanzarle la comida. Es posible que esta forma de trabajo resulte extraña para algunos guías experimentados en agility, con perros con una natural tendencia al pastoreo y por tanto al mantenimiento de una distancia de trabajo amplia cuyo centro es el guía. En ese caso al guía pude interesarle trabajar la proximidad en vez de la distancia. Con un PLC el problema es la proximidad y el seguimiento demasiado cercano al guía, por lo que debemos fomentar su ocasional alejamiento para permitir una mayor autonomía.
- Otra forma de ganar en distancia de trabajo es situar al premio al final del recorrido u obstáculo, de forma que para obtenerlo deba ejecutar la orden señalada alejándose de tí. Por ejemplo sitúas el premio frente a él y detrás de una valla que habrá de saltar. Vuleves junto a él y le incitas a saltar, señalando con el sonido, ya sea palabra (bien, bravo…) o con el clicker el momento preciso en el que ha realizado el comportamiento deseado (en este caso cuando esté en el aire o aterrizando) y permites que cobre el premio que tenía de frente. Esta forma de trabajo implica la posibilidad de evitar el refuerzo si no ha desempeñado el ejercicio (ha pasado por el lado o por debajo) por lo que debes de contar con un ayudante o situar el premio de tal forma que tu intervención sea necesaria para que lo obtenga (ponerlo debajo de una piedra). Esto es especialmente útil para las zonas de contacto en las que el PLC (como otros perros) tenderá a saltar sin pisar las zonas obligatorias del final.
- Concentración. Tus sesiones deben ser especialmente cortas. Es probable que entrenes con compañeros que trabajan con border collies, perros de aguas y otras razas con una predisposición innata al juego mantenido durante largos periodos de tiempo. Son perros que presentan una actitud casi obsesiva hacia el juego en forma de mordedor y pelota. Es envidiable ver como nuestros compañeros pueden trabajar durante más tiempo sin que el perro se aburra. En tu caso debes de tener especial cuidado en evitar que tu perro se termine aburriendo y redirigiendo su interés hacia otros estímulos. Tus sesiones no podrán tener la misma duración que la de otros guías. Cuando veas una buena disposición hacia el juego puedes dejar de premiar todos las repeticiones pasando a lo que se denomina un programa de refuerzo variable cuyo efecto puede ser un incremento de la motivación. Pero ante la duda, premia. E incluso cuando no premies todas las ocasiones procura que los comportamientos no premiados (externamente puesto que siempre debes de señalar el desempeño correcto al menos con una palabra -bien, bravo…-) sean escasos. El PLC tiene un carácter más finalista y utilitario en detrimento del obsesivo (al menos en cuanto al juego y al trabajo se refiere).
- Refuerzo. El juego supone en general un premio más emocional que la comida, y permite diversas posibilidades a la hora de premiar sobre todo por su mayor facilidad para arrojarlo de forma que la obtención del mismo sea coherente con la dirección que nos interesa trabajar. Podemos subsanar en todo caso el deficiente interés por la pelota convirtiendo ésta en un recipiente arrojadizo de comida. Perfora la pelota de tenis y mete dentro el premio en comida. Pero antes de recurrir a esto no renuncies a probar si puedes desarrollar su instinto de presa hacia el objeto inanimado y no comestible. En cuanto a la comida, si la mera salchicha no despierta su interés o su pasión, ten en cuenta que hay muchas más posibilidades, quizás un poco más sangrientas y asquerosas pero muy efectivas: corazón, hígado, carne de cualquier tipo, grasa, panceta. Si está cruda comprobarás como la motivación de tu perro crece exponencialmente. Y vigila tus dedos no vayan a ir con el resto de la carne porque probablemente tu perro no tendrá la “boca blanda”.
CÓMO EMPEZAR
- Con sesiones cortas. Como este término es poco preciso explicitaremos una duración aproximada: 5 minutos. Para los guías puede ser frustrante desplazarse hasta la pista y trabajar durante un período de tiempo tan corto, pero más que la dificultad técnica, a los propietarios de PLC debe de preocuparnos la motivación y la predisposición al trabajo. Y para ello es imprescindible sacar al perro de la pista en un momento álgido. Por otro lado podemos ocupar nuestro tiempo con trabajo específico para el guía: gran parte de lo que logres en este deporte depende dependerá de tu coordinación, de tu facilidad para pivotar sobre tí mismo y realizar otros movimientos complejos, correr y acelerar a gran velocidad , de memorizar debidamente los recorridos y gesticular de forma clara e inequívoca. Así que puedes aprovechar parte de la sesión para trabajar tú sólo estos aspectos. La duración de las sesiones irá variando en función de los resultados y de la motivación que obtengas, pero ante la duda, no fuerces.
- Sé generoso con los premios siempre que le perro tenga una buena actitud y sin darle demasiada importancia en un primer momento a la superación o no del obstáculo o recorrido. ¿Por qué premiar si no hemos conseguido el ejercicio planteado? Porque es muy probable que el error se deba a una deficiente comunicación gestual por tu parte, con lo que la acción del perro puede ser la respuesta al comando que él ha entendido. Esa mera actitud a seguir tus indicaciones, a pesar de los problemas de comunicación, debe ser reforzada.
- Evalúa los errores, empezando por tu propio movimiento en la pista. Es muy útil grabarse porque carecemos de una perspectiva adecuada para analizar nuestro trabajo.
- Comienza con el perro motivado. Es decir, evita situaciones como la de soltar la correa para empezar a trabajar cuando el perro está pendiente de otros estímulos. Cuando sueltes la correa (y el collar) el perro debe estar pendiente de tí y con ganas de obtener una recompensa. Si para ello necesitas utilizar muchas ayudas (mordedor a la vista, moverte constantemente, tener las manos huntadas de tocino, etc.) no lo dudes.
- Si tu perro se despista, procura que vuelva al trabajo por su propia voluntad, moviéndote rápido alejándote de él, haciendo ruidos extraños o cualquier otro tipo de payasada que llame su atención. Y muéstrale alegría y refuerza siempre su vuelta aunque estés disgustado por su atención dispersa.
- No pretendas desde el primer día que tu perro sea capaz de trabajar suelto en presencia de otros perros y estímulos. Pónselo fácil evitando demasiadas distracciones al principio.
- No conviertas la pista de agility en un espacio de recreo de forma que el perro aprenda a hacer los obstáculos a su antojo o que se lleve algún susto con alguno de ellos.
- Desde el principio céntrate en la conducción y el manejo del perro por un trazado dado, que será muy simple al principio, y no sólo en los obstáculos. Combina los ejercicios de familiarización con los obstáculos con ejercicios de manejo con vallas a ras de suelo. Hacer los obstáculos es relativamente fácil, la dificultad del agility es el manejo, control y coordinación a una velocidad aceptable. No esperes demasiado para practicar giros o movimientos complicados. Ponlos en práctica desde el principio con las ayudas necesarias (comida, etc.) y en secuencias muy cortas. Pero no consolides un estilo único en el que le perro sólo corre a tu lado. Después te será más difícil llegar a una conducción compleja en pistas de trazado complejo. Así que desde el principio trabaja el pivote, el cruce por detrás, el cruce ciego, la chicolina (las elecciones concretas dependerán de tu monitor y de sus preferencias) y por supuesto por ambos lado y con ambas manos.
- Sé cauto en cuanto a la familiarización con obstáculos, especialmente zonas de contacto y entre ellas, especialmente el balancín. Si la aproximación es paulatina y voluntaria no tardará en realizarlos. Por el contrario una excesiva premura en su abordaje puede favorecer una predisposición negativa hacia el mismo.
- Si tu perro es un cachorro deberás tener especial cuidado en cuanto a su desarrollo óseo. Trabajarás con las vallas a ras de suelo o muy bajas y obviarás el entrenamiento del slalom hasta que tenga aproximadamente un año, o podrás comenzar antes en “modo pasillo” evitando que fuerce sus articulaciones.
- Pero incluso si tu perro es adulto, no pretendas que salte las vallas en la categoría que le corresponde desde un primer momento. Ponlas lo suficientemente bajas para que no le resulte posible pasar por debajo.
- Recuerda premiar a distancia desde las primeras sesiones (con arrojadizos o con premio como meta). Comprobarás que la distancia no es el punto fuerte de tu PLC.
- Y desde el primer día, en pequeños trazados exentos de peligro, corred los dos como diablos. La mayor parte de lo que digo se basa en mis errores, no en mis aciertos. Y entre aquellos, la conducción lenta y temerosa, preocupado por que hiciese todos los obstáculos pero sin alegría y velocidad, ha sido el peor. Vuela con tu perro desde el principio y harás un perro de agility, y no un perro que va “en fuss” (“junto”, caminado a tu lado) sorteando trampas.
- Diviértete.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=XISpJmti8L8&w=420&h=315]
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=n54-c9v_6_s&w=420&h=315]
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=7V0NfATgkt4&w=560&h=315]
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=kiC75EM6Zcs&w=560&h=315]